Presenta tus Ideas como un Rockstar

Cómo Crear una Tribu con Presentaciones Inspiracionales

Escrito por Gerardo Betancourt | Dec 12, 2025 10:28:37 PM

Ubicada en el Cuadrante de las presentaciones que requieren una mentalidad de persuasión y una comunicación asertiva, nos vamos a encontrar con la presentación inspiracional.

La presentación inspiracional la podemos identificar fácilmente porque es como la típica TED Talk. Es una presentación que vuela alto en el cielo de la inspiración. Lo que esto significa es que es menos específica en cuanto a los detalles del plan que se está comunicando, y está mucho más enfocada en motivar y empoderar a los asistentes a actuar.

La presentación inspiracional es alta en persuasión, lo que quiere decir que tiene un claro objetivo: inspirar a los participantes a tomar acción.

También es alta en lenguaje empático, lo cual significa que se enfoca en conectar con el auditorio a través de tocar sus botones emocionales.

Hubo un tiempo en que impartir presentaciones inspiracionales era una actividad reservada a conferencistas motivacionales. En ese entonces, lo común para una empresa era contratar a un orador que tuviera una potente historia de vida y que, a través del ejemplo, inspirara a actuar a los demás.

Y aunque hoy en día esta sigue siendo una práctica común, también es cada vez más frecuente que se pida a los líderes de equipo (o inclusive a directores y líderes sin puesto formal) que hagan ese trabajo de inspiración, por estar más cerca del equipo y tener mayor sensibilidad hacia los retos que enfrenta una compañía determinada.

Impartir presentaciones inspiracionales no es algo limitado al ámbito corporativo. Organizaciones sin fines de lucro, de la sociedad civil, de gobierno, así como cualquier otro tipo de institución, pueden impartir este tipo de presentaciones a su comunidad interna o externa, con el propósito de crear awareness sobre los valores de la organización.

Las organizaciones comerciales y no comerciales pueden usar el poder de la presentación inspiracional para convertir su misión en un movimiento. Y lograr que la gente participe (de forma formal o informal) no solo por una recompensa económica, sino porque siente que está contribuyendo a un bien mayor. Un propósito importante. Significativo para ellos. Ese es el poder de la presentación inspiracional.

De Empresa a Tribu

La presentación inspiracional es la que tiene el potencial de convertir tu equipo en una tribu. Te voy a explicar el motivo.

Lo que sucede es que una presentación un poco más transaccional, como puede ser la Presentación Ejecutiva, tiene la posibilidad de mover a la gente a la acción, pero lo hace desde una dimensión un poco más racional, desde los datos, desde los hechos y desde el conocimiento de que todos y cada uno de nosotros tenemos que hacer nuestro trabajo, porque si no hacemos nuestro trabajo, pues bueno, nuestro puesto está en juego.

La presentación inspiracional, en cambio, tiene una naturaleza completamente diferente porque atraviesa mi yo racional, atraviesa también mi yo emocional y llega a un lugar mucho más profundo, al que casi nadie está acostumbrado a llegar, inclusive en su propio trabajo introspectivo. Veamos por qué es tan poderosa la presentación inspiracional.

Quiero que te imagines una línea recta en una hoja blanca de papel. Esa línea recta representa tu yo el día que naciste, antes de que supieras hablar y antes de que tuvieras ninguna posibilidad de comunicación racional con nadie. La única ventana que se abría para conectar con las demás personas era el llanto, y ese eras tú el día que naciste.

Ahora, a partir de ese día, y de forma continua, tú fuiste aprendiendo y aprendiendo y aprendiendo más cosas, y en algún punto, más o menos entre que cumpliste un año y tres años, aprendiste a hablar con mayor fluidez. Tu cerebro, como esponja, empezó a retener palabras y más palabras, y cada vez más palabras, y esas palabras empezaron a conectarse aquí arriba en nuestro cerebro.

Las palabras nos permitieron conectar ideas entre sí y ponerle una imagen plausible y plástica a los conceptos más abstractos. 

Aprendiste, por ejemplo, que un árbol puede ser árbol aun si es chiquito, si es grande o si es de una especie o de otra. Aprendiste lo que es un hombre y lo que es una mujer. Aprendiste la diferencia entre tener hambre y tener sueño, entre estar alimentado y estar descansado, y aprendiste cosas tan complejas que, a comparación de como era tu conciencia el día que naciste, es algo que, pues bueno, no se puede comparar. Y eso pasó entre el primer año y los tres años de vida.

Somos muy conscientes de que tú y yo, y todos nosotros, hemos desarrollado un yo racional, y mucho se ha hablado acerca de la relación tan importante que existe entre nuestro lenguaje y nuestra capacidad de razonar. Y quiero que te imagines esa capacidad de razonar como si fuera la punta del iceberg. La línea recta que te imaginaste al inicio es la superficie del agua, y sobre la superficie del agua se ve allá a lo lejos en el horizonte cierto relieve, y ese relieve es toda la razón y todo el lenguaje que tú eres capaz de procesar.

Lo que a veces olvidamos es que no somos seres enteramente racionales, sino que, al mismo tiempo y a modo de reflejo, en la medida en que fuimos desarrollando nuestro yo racional, también se fue desplegando ante nosotros nuestro yo irracional, al cual yo le voy a llamar el yo emocional, esa superficie más amplia que la razón, que está por debajo del nivel del agua, a la cual comúnmente llamamos subconsciente, que está integrado principalmente de memorias, traumas, recuerdos positivos y diferentes expresiones de nuestras emociones.

Nuestro yo racional es amplio y diverso, porque tenemos tantas facetas racionales como palabras en nuestro vocabulario. Nuestro yo irracional o emocional, que se encuentra del lado del subconsciente, también tiene muchas emociones, pero no tenemos tantas emociones como palabras. Y algo que es interesante es que, si nos ponemos a reflexionar, casi todas, o todas nuestras palabras, podemos asociarlas a una emoción de fondo.

De hecho, se ha documentado ampliamente que tomamos decisiones racionales con el propósito de justificar las decisiones irracionales que tomamos. Ya ha habido estudios en la materia; autores en psicología evolutiva y conductual han hecho experimentos replicables que nos permiten constatar que eso es verdad. Y yo creo que a estas alturas nadie cuestiona la relación que existe entre el subconsciente emocional y el consciente racional.

Muy bien, lo que a veces no tomamos tan en consideración, y que de hecho muchas personas no lo saben, es que más allá del subconsciente hay una capa más profunda, más hacia abajo en el iceberg, que es lo que Carl Jung llama el subconsciente colectivo.

Cuando pensamos en subconsciente colectivo, muchas veces podemos llegar a imaginarnos una especie de portal interdimensional, que si atravesamos, podemos acceder a un conocimiento místico y lejano.

Pero eso no es lo que Carl Jung quería decir cuando habló sobre el subconsciente colectivo. El subconsciente colectivo es algo que vive en nuestra mente, pero que nos conecta con los demás. Nos conecta no porque literalmente mi subconsciente esté conectado a tu subconsciente, sino porque nuestro subconsciente, en el nivel más profundo, abarca cosas que todos tenemos: verdades tan oscuras que muchas veces las reprimimos y las ignoramos; verdades arquetípicas que han sido parte de nosotros desde que el hombre es hombre y la mujer es mujer. Y eso es lo que vamos a llamar el subconsciente colectivo.

Nociones como la vida, la muerte, la feminidad y la masculinidad, el dolor, el sentido de pertenencia y el querer dominar, todas estas cosas vienen de nuestro subconsciente colectivo, se expresan en el subconsciente emocional y finalmente se racionalizan afuera del agua en el yo racional.

Y el motivo por el cual la presentación inspiracional es tan poderosa para crear sentido de pertenencia y sentido de tribu es porque toca esas verdades profundas y eternas que tenemos más allá de la razón, más allá de la emoción, en nuestro subconsciente colectivo.

Los buenos oradores inspiracionales saben acceder a esas verdades. Saben ir más allá de las convenciones y de lo políticamente correcto, y saben ir más allá de las obviedades emocionales que ya están perfectamente mencionadas y entendidas.

Un orador inspiracional entiende lo que es verdadero de ti, en tu núcleo, en tu centro, y es justamente ahí a donde dirige sus palabras. Por eso, la presentación inspiracional es tan poderosa para inspirar acción.

Se diferencia de la presentación ejecutiva porque la presentación ejecutiva inspira acción a un nivel racional, mientras que la presentación inspiracional lo hace a un nivel profundo, tribal, animal, eterno y arquetípico.

Errores Comunes

Uno de los errores más comunes que cometen líderes de equipo y oradores al tratar de impartir presentaciones inspiracionales es impartir presentaciones ejecutivas con palabras emocionales y esperar que esas presentaciones sean inspiradoras.

Leerlo así suena ridículo, pero es que eso es lo que hacemos. Y si lo pensamos bien, impartir una presentación inspiracional es algo muy diferente a impartir una presentación ejecutiva. La presentación ejecutiva es para poner a disposición del auditorio los datos y hacerlo de una forma asertiva.

La presentación inspiracional, en cambio, tiene mucho menos que ver con los datos y más que ver con la acción, con inspirar acción, con dictar la dirección, y después, posteriormente, a través de probablemente presentaciones ejecutivas, se ven los detalles de las acciones específicas. Pero la presentación inspiracional tiene más que ver con encender el fuego de la persona y motivarlo a actuar.

El motivo más importante por el cual impartimos presentaciones ejecutivas y esperamos resultados de presentaciones de inspiración es porque no entendemos bien la diferencia entre la información racional y el acceso arquetípico a la motivación profunda y eterna de la persona.

Una presentación inspiracional no es acerca de alcanzar el objetivo, vender más o alcanzar un KPI determinado. Una presentación inspiracional es sobre los motivos eternos y arquetípicos que todos tenemos, que son (como he mencionado) incluso menos que las emociones, porque las emociones tienen un nivel de complejidad superior que lo arquetípico.

¿Cuáles son, entonces, las motivaciones arquetípicas de nuestro auditorio? Pues son las motivaciones verdaderas y profundas que todos nosotros tenemos y compartimos.

  • Primera motivación arquetípica: salud para mí y los míos.
  • Segunda motivación arquetípica: seguridad y riqueza para mí y los míos.
  • Tercera motivación arquetípica: estatus y poder.

Fin de la historia. No tiene mayor ciencia. La presentación inspiracional no es difícil de impartir; lo difícil es quitar todas las capas de lo políticamente correcto para acceder a las motivaciones verdaderas y reales de mi auditorio.

Lo difícil es quitar la razón. Lo difícil es quitar la emoción. Pero una vez que hemos quitado la razón y quitado la emoción en mi presentación, lo único que queda es lo eterno, lo arquetípico, lo profundo y lo que es verdadero para todos nosotros. 

Es ahí donde se conecta con la gente. Es ahí donde conectamos con un verdadero sentido de pertenencia. Es ahí donde el equipo se convierte en tribu, y donde la misión corporativa pasa de ser una serie de enunciados que suenan a más de lo mismo, a un manifiesto tribal que uso como si fuera mi bandera y defiendo como si fuera mi familia.

Buenas Prácticas

Buenas prácticas para impartir presentaciones inspiracionales es primero reconocer que todos y cada uno de nosotros podemos hacerlo. No es una habilidad sobrenatural.

A lo mejor, a veces nos pasa que vemos a los grandes conferencistas motivacionales como Tony Robbins y Simon Sinek y pensamos que son personas bendecidas con grandes talentos que nosotros no tenemos. Los vemos como si fueran virtuosos, artistas o dotados, filósofos que pueden hacer algo que nosotros simplemente no podemos hacer.

Lo primero que tienes que hacer para empezar a impartir presentaciones inspiracionales, es entender que tiene mucho menos que ver con agregar algo a tu discurso, y mucho más con quitar lo que sobra.

Hacer presentaciones inspiracionales tiene menos que ver con aprender y más que ver con desaprender y olvidar.

El motivo más común por el cual las personas ordinarias no pueden hacer presentaciones inspiracionales es porque ni siquiera están en contacto ellos mismos con lo que es eterno, profundo y arquetípico para ellos.

Se han comprado la cantidad de mensajes que te puedas imaginar que las empresas, los gobiernos, los maestros y los demás nos han querido inculcar. Hemos aprendido a vivir para los demás, para el qué dirán, para satisfacer un incansable caudal de expectativas de otros, y nos hemos concentrado en ser todo menos lo que somos nosotros mismos. 

¿Cómo vamos a poder poner en contacto a los demás con su yo eterno, si nosotros mismos no estamos en contacto con nuestro yo eterno?

Por eso, el primer paso para impartir buenas presentaciones inspiracionales es renunciar a las expectativas de los demás, renunciar a lo políticamente correcto, renunciar al miedo de lo que van a decir los demás.

Creemos que por hablar con la verdad vamos a perder nuestro trabajo, nuestras amistades y nuestra familia. La realidad es que hablar con la verdad es lo que nos va a dar relaciones personales verdaderamente satisfactorias y relaciones profesionales que me den la prosperidad que estoy anhelando.

Tener buenas relaciones y tener éxito profesional no es algo que venga con ejercer habilidades nuevas; tiene que ver con olvidar todas esas habilidades nuevas y volver a lo original.

En Práctica

Puedes hacer tus primeros intentos para tu presentación inspiracional siguiendo este script: