Hoy vamos a hablar de educación, pero déjame empezar haciendo una reflexión y compartiéndote una opinión poco popular.
El motivo por el cual voy a empezar de esta forma es porque lo que vas a leer a continuación es el resultado de un tren de pensamiento, y mi intención es llevarte, en la medida de lo posible, por el mismo tren de pensamiento que yo viví.
Mi esperanza, al hacerlo, es que al final de leer este documento seas capaz de sacar tus propias conclusiones y ver con claridad cuál es tu trabajo cuando tienes que impartir una presentación enfrente de los demás.
No siempre lo tenemos presente, pero al final, siempre que estamos impartiendo una presentación en público, estamos educando a ese público. Sin importar si estás haciendo una presentación cuyo propósito principal es educar o si estás haciendo una presentación de otra naturaleza (como un pitch comercial, una presentación ejecutiva o cualquier otro tipo de exposición) siempre que estás frente a otros, estás educándolos.

Entonces, preguntémonos: ¿qué rayos es la educación? ¿Educación es aprender? ¿Es enseñar? ¿Es leer? ¿Ver un video? ¿Ver una TED Talk?
Si yo me siento dos horas frente a la pantalla viendo videos de YouTube sobre cómo mejorar mis finanzas personales, ¿me estoy educando realmente? ¿Qué pasa si invierto la misma cantidad de tiempo viendo TikToks? ¿Eso cuenta como educación?
Yo creo que cualquier tipo de contenido puede ser educativo, siempre y cuando exista una intención de educación detrás de la transmisión de ese contenido. Te voy a poner un ejemplo muy práctico con el que seguramente te va a quedar perfectamente claro a lo que me estoy refiriendo.
Seguramente alguna vez has visto algún capítulo del show Shark Tank, en donde emprendedores de todo el país se presentan frente a un grupo de inversionistas para presentar sus pitches comerciales e, idealmente, ganar algo de inversión sin perder tanto de su emprendimiento y, de paso, recibir publicidad en televisión nacional.

Se me hace muy interesante analizar la diferencia que hay entre el show en México y el show en Estados Unidos.
Si tú analizas con cuidado los clips de los pitches que acaban en televisión y en redes sociales, en el caso del show en México un pitch que duró probablemente 90 minutos se reduce a una cápsula de 10 o 15 minutos en la que sí, se habla sobre el negocio, la idea del emprendimiento, el dinero y los números, pero se le dedica más tiempo a la historia del emprendedor: cómo se siente la persona, qué opinan subjetivamente los inversionistas del emprendedor y sus decisiones, y ese tipo de cosas.
Si ves un clip del mismo show, pero en Estados Unidos, muchas veces el enfoque es diferente. Pasa lo mismo: un pitch que duró unos 90 minutos se reduce, pero en ese clip reducido vamos a ver otro tipo de contenido. Vamos a ver un enfoque en el modelo de negocio, los números, los resultados en ventas y el potencial de crecimiento.
Esto que estoy diciendo no es blanco y negro, obviamente hay excepciones, pero yo sí he notado ese patrón y tengo una hipótesis al respecto. A mí me parece que el mismo show en Estados Unidos es más educativo que en México.
Me parece que en México tiene un propósito más de entretenimiento que de formación, mientras que en Estados Unidos, claro que es entretenimiento, pero de verdad la gente aprende mucho viendo ese programa.
Aunque no lo creas, tiene más de una década al aire. En el show en Estados Unidos ha pasado en más de una ocasión que se presentan niños pequeños de 14, 12, 9 o 6 años presentando sus ideas de negocio.
Para mí ha sido interesante e inspirador escuchar el testimonio de esos pequeños, porque muchos de ellos dicen que crecieron viendo Shark Tank y que gracias a eso aprendieron las bases del negocio. Eso es lo que yo creo que sí vale la pena destacar y tener en consideración.
Entonces, este es un ejemplo en el que se puede apreciar con claridad que el mismo contenido puede ser educativo o no educativo, en función de si existe o no una intención de educación.
Hablemos ahora de inteligencia artificial. Lo que ha pasado con el lanzamiento de ChatGPT 3.5 y luego ChatGPT-4, así como la interfaz de chats que disrumpió por completo el consumo de servicios de inteligencia artificial, es que la IA se convirtió en un fenómeno de consumo global.
Si estudiáramos la cantidad de tiempo que toman las nuevas generaciones en incorporar nuevas tecnologías, seguramente nos impresionaríamos.
Por ejemplo: la televisión se incorporó más rápido que la radio, el internet más rápido que la televisión, los teléfonos inteligentes más rápido que las computadoras personales. Pero yo no había visto una tecnología que se incorporara tan rápido como se incorporó ChatGPT y los demás motores de inteligencia artificial.
Todo el mundo usa inteligencia artificial. Mi mamá usa inteligencia artificial. Las amigas de mi mamá utilizan inteligencia artificial. Y muchas veces, inclusive las generaciones anteriores conocen hacks y formas de usar esta tecnología que a veces los más jóvenes no entienden.

Checa nada más cómo cae la curva de adopción. como resbaladilla. Imagínate cuánto tiempo se va a tardar en incorporar a nivel masivo lo que venga después de IA.
Entonces es obvio por múltiples motivos que la inteligencia artificial ha revolucionado muchas cosas. No quiero perder el tiempo hablando de obviedades, pero sí creo que es muy importante el desarrollo de la IA.
Pero vamos a detenernos un momento, por favor, porque es aquí donde viene mi opinión impopular. Aunque creo que la inteligencia artificial da una gran ventaja a quienes la saben usar, yo personalmente no creo que haya llegado para desplazar la actividad humana. Al menos, muchas de las actividades humanas creo que nunca van a ser realmente desplazables por herramientas de IA.
Creo honestamente que estamos en una burbuja de inteligencia artificial. Todos los servicios, empresas y personas están tratando de incorporarla, cuando muchas veces realmente no es necesario.
Te voy a poner un ejemplo: si quiero publicar una vacante para contratar a alguien en LinkedIn, lo que hago es dar clic en el botón "Publicar empleo" y automáticamente me aparece una caja de texto para ayudarme a redactar la vacante.
Lo cual me parece innecesario y que me interrumpe. Si estoy tratando de publicar una vacante, es porque ya sé quién es la persona que quiero contratar. Seguramente tengo un Job Scorecard, una definición de puesto o por lo menos un borrador inicial.
Muy seguramente no voy a publicar una vacante sin saber qué estoy buscando. Entonces, para mí, esto es un ejemplo de cómo hay empresas tratando de hacer entrar a la inteligencia artificial inclusive donde no cabe.
Uno de los ecosistemas en donde la inteligencia artificial, aunque puede ser de mucha utilidad, definitivamente no va a desplazar (ni en el corto, ni en el mediano, y en mi opinión personal tampoco en el largo plazo) al ser humano, es el ecosistema de la educación.
Y sé que muchas personas no van a estar de acuerdo con esto. Mucha gente tiene visiones de cómo, en el futuro, los chicos en vez de aprender en aulas tradicionales van a aprender en una especie de salón híbrido, con pisos alfombrados, juguetes por todos lados, algunos conectados a internet y con un tutor de inteligencia artificial.
Mucha gente cree que la capacitación corporativa en el futuro estará a cargo de sistemas que incorporen los datos de la empresa, los crucen con datos del mercado y sean capaces de generar contenidos y experiencias educativas. Sé que muchas personas creen que esto va a pasar. Pero yo, personalmente, creo que no va a ser así.
Creo que la inteligencia artificial es una poderosa herramienta para educadores, capacitadores, expertos o conferencistas. Pero no veo, en ningún momento pronto, que la inteligencia artificial reemplace la experiencia que es enseñar. Puede ser que me equivoque, porque no tengo una esfera mágica. Pero personalmente no lo veo.
Y déjame compartirte un poco más sobre de dónde viene esta visión. Dependiendo de la edad que tengas, te acordarás de algunos de estos hitos en tecnología de la información.
Cuando yo era chico llegó la computadora a mi casa con capacidad de conectarse a internet. Accedí a una computadora con internet un poco antes de que fuera popular, porque alguien de mi familia trabajaba en un lugar que le daba cierto tipo de accesos en telecomunicaciones.
En esos tiempos, cuando te conectabas a internet lo hacías a través de un módem, la conexión era de 56 kB/s (nada= y sobre todo, no había casi nada de contenido en internet, especialmente contenido en español.
Con el paso del tiempo, internet se fue poblando: primero con creadores independientes, después con empresas, y en algún momento surgió esta plataforma llamada Wikipedia.
Fue una sorpresa para todos. Nadie esperaba que pudiera existir una plataforma que consolidara todo el volúmen del conocimiento humano. Antes de Wikipedia teníamos enciclopedias físicas en los libreros de nuestras casas. O, si éramos más tecnológicos, teníamos Encarta, que era un CD Room que metías en la computadora y navegabas por una enciclopedia digital. Pero Wikipedia era otra cosa. Estaba conectada a internet y tenía un modelo colaborativo: la Web 2.0. Eso no existía antes, ni siquiera en la ciencia ficción.
A lo mejor te acuerdas, o a lo mejor no, pero cuando salió Wikipedia se escucharon muchas voces: medios, líderes de opinión, padres de familia, maestros... profetizando que Wikipedia iba a transformar la educación para siempre. La promesa era que a partir de ese momento, ningún niño del mundo se iba a quedar sin educación, porque con una computadora y conexión a internet, todos iban a usar su curiosidad natural para absorber como esponjas todo ese conocimiento. Se iban a convertir en una generación de niños genios.
Más de dos décadas después, esa promesa no se ha cumplido. De hecho, estudios han planteado que en países como Dinamarca, Reino Unido y Estados Unidos, el coeficiente intelectual pasó de subir desde inicios del siglo pasado hasta los años 70s, y que a partir de los 80s en ciertos casos el CI bajó. ¿co-relación con el surgimiento de internet? Difícil de decir.
Si estos estudios fueran globalmente aplicables, sería terrible y deprimente. Y es un testimonio claro de que el hecho de que exista la tecnología no significa que el ser humano la vaya a utilizar en su máximo potencial.
Pasó el tiempo y surgió YouTube, una plataforma de libre acceso donde no solo podías ver videos, sino también subirlos. Nuevamente la promesa: “Toda la información estará disponible. Ya no habrá ignorancia. Todos tendremos acceso al conocimiento.” Pasaron los años… y la promesa tampoco se cumplió. YouTube es extraordinario, pero me mantengo escéptico de que como sociedad nos hayamos vuelto más cultos o inteligentes a partir de YouTube.
Si no estás convencido todavía, este ejemplo te va a convencer: En 2012 surgieron Coursera y edX. Plataformas con costos simbólicos para tener acceso a programas educativos completos de universidades como Harvard, Stanford o Yale. Literalmente, con una fracción mínima del costo real, puedes obtener diplomados, grados o posgrados de las mejores universidades del mundo.
Y aunque muchas personas efectivamente aprovechan esta tecnología, no es como que todo el mundo esté por la calle ostentando su doctorado en Harvard, ¿verdad?
¿Cuál es el motivo?
¿Por qué, a pesar de tecnologías como Wikipedia, YouTube, Coursera o ChatGPT, no hemos conseguido elevarnos como sociedad intelectual?
Porque, aunque todos tenemos acceso a toda la información del mundo... no la incorporamos.
Había una caricatura que salió el New York Post que comparaba ChatGPT con un tubo de pasta dental, pero en vez de pasta salía el conocimiento de la humanidad. Literalmente, eso es lo que puedes hacer con inteligencia artificial.
Pero hay algo más que se requiere para que exista educación.
Tener la información disponible, claro que es importante. Pero la disponibilización nunca fue el cuello de botella. Cuando hay voluntad, se encuentra la información. Una persona curiosa aprende, esté o no en YouTube.
Entonces sí, es importante tener acceso a la información. Pero ese no es el cuello de botella más importante. Hay otra cosa requerida para que exista educación: la persuasión.
Y la persuasión es algo que la inteligencia artificial nunca va a poder hacer. Porque los seres humanos solo nos dejamos persuadir por otros seres humanos. Nunca ha pasado que un humano haya sido persuadido de algo por una inteligencia artificial. La IA nos ha ganado en ajedréz, compra venta de acciones en la bolsa y pronósticos del clima… pero nunca un a IA ha realmente persuadido a nadie de nada.
El ser humano tiene libre albedrío. Inclusive si estás perdido en un bosque y se aproxima un oso, tú puedes decidir: ¿huyo o peleo? Eso es libre albedrío. Y eso solo puede tocarse mediante la persuasión. La persuasión es una actividad exclusiva del ser humano. Ni los animales, ni las fuerzas de la naturaleza, ni la tecnología pueden persuadir.
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Pero la disponibilidad de la información sí es importante. Solo que no es suficiente. Para que exista educación, tienen que existir ambas cosas: disponibilización de la información y persuasión.
Bibliografía
Teasdale, T. W. & Owen, D. R. (2008). Secular declines in cognitive test scores: A reversal of the Flynn Effect. Intelligence
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